miércoles, 29 de octubre de 2008

Frente a esta máquina


sergio


Frente a esta máquina,
ante esta máquina mis segundos se hacen arena
arena que no obstruye esta máquina,
esta máquina que hace de mis dedos cables de la máquina,
de mis venas flujo de búsquedas que llevan
al ocaso de la luz, en mis ojos
astros que rotan en su bóveda,
pálida aventura de una inteligencia nueva,
progreso que abrasa la tierra pasada;

frente a esta máquina, solo, oigo su respiración:
el ventilador no ahoga el zumbido íntimo de su esencia mecánica;
frente a esta máquina me reseteo como un incendio que renace
oponiéndose a la ceniza amiga,

hay un lamento que es como un crujir de dientes
hay un lamento que no nace en mi ser ni esta solo ante la máquina
hay una oxtia en la boca llena de dientes tristes de leche
hay balbuceos que recuerdan un canto a la madre muerta,
a la máquina que contempla su imagen atónita.


martes, 21 de octubre de 2008

El escondite

Sergio


Entraba luz por los agujeros de la caja que servían de asa. Dentro Iman respiraba el olor a cartón. Le resultaba confortable su escondite. Oculta de las otras niñas que jugaban y del resto de personas que pasaban cerca de ella, secreta, aislada, se encontraba a gusto. Escuchaba breves diálogos y gritos de las niñas en el exterior que se nombraban cuando eran descubiertas. Algunas se negaban a salir de sus escondrijos porque no habían sido identificadas correctamente. Ella contenía la respiración y se concentraba en no rozar la caja al cambiar la posición de las piernas agarrotadas por la prolongada inmovilidad.

Era fantástico estar allí dentro. Sentirse invisible en la plaza llena de gente le producía una extrañeza de si misma. Cerraba los ojos y quedaba más vulnerable a sus propios pensamientos. Éstos comenzaron a transportarla a los tiempos en que los hombres vivían en cavernas. Sintió frío. Percibió humedad, quizá de su mismo aliento y de la transpiración de su piel. Sentada con las rodillas flexionadas hundidas en el pecho, recordó a su perrita Almendra nerviosa en el interior de la jaula de viaje. Imitó su forma de llorar, esos quejidos agudos contrayendo la garganta y, de repente, notó ganas de orinar. Contuvo el impulso de salir fuera ladrando y lloriqueando y se llamó tonta a si misma: por ese juego de su imaginación podría haber sido descubierta.

Durante largos segundos o quizá minutos se esforzó en no pensar en nada. Intentó dejar en blanco su mente. A través de los ojos entornados se fijaba en las rugosidades del cartón. Pronto sintió hormigueo en las plantas de los pies y las voces y los otros sonidos del exterior fueron perdiendo viveza e iban quedando en sordina, como distantes, llegando de otra realidad que se alejaba. Su cuerpo comenzó a relajarse. Separó las rodillas, adelantó los pies, clavó los codos, levantó la cabeza, la caja comenzó a ceder a la presión, se deformó levemente. Escuchó a Sucra gritar ¡ahí hay alguien!, y también a Lucía ¡tiene que ser Iman o Norah!. Imán levantó la caja y volcándola hacia atrás quedó bruscamente en pie ante sus dos amigas. Se miraron con los ojos muy abiertos. Ninguna pronunció palabra. Imán corrió hacia su casa con la esperanza de que su madre sí la reconociese.

lunes, 13 de octubre de 2008

No va a detenerse

Sergio.

Entre un montón de papeles escritos movía los ojos y ya se mareaba. Letras frases nombres adjetivos indicaciones preguntas casillas escriba en letra de imprenta notas a pie de página letra pequeña números entre paréntesis subrayados cursivas negritas condicionales afirmaciones exhortaciones. Hizo una pelota y lanzamiento a través de la ventana. Cerrando la puerta tras de sí un estruendo en la escalera intencionado. Ella bajando su mano en cada timbre ojos en las mirillas no giran los pomos. Ella ríe ríe ríe y su juicio intacto. Sentada los peldaños fríos pero los papeles imposibles qué locos los han creado y se tumba y locos grita locos. Vecindad cada cual en su casa encierro ajena a todo pero el miedo y los teléfonos con bocas pegadas. En la calle aquellos autorizados a sentirse dueños del orden con armas uniformes autorizados a detener la alegría de amarse a sí misma lo suficiente que aparece por el portal y no va a detenerse no va a detenerse ella no va a detenerse.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Lo natural

jminúscula

Había hecho los calentamientos y estirado en el vestuario, mientras rezaba el rosario, besaba el medallón de oro con la imagen de la virgen de su pueblo que siempre llevaba colgado en el cuello. Vestido de traje de luces rosa y amarillo, esperaba impaciente pero sereno las cinco de la tarde, hoy iba a ser su día.

El Niño de Rancio esperó en el coso al toro, enfrente de la puerta de los toriles, una rodilla hincada en la arena, la otra pierna con el pie firmemente plantado en el suelo. Se abren las puertas, de cara viene corriendo un morlaco de 600 kg, lucero, de cornamenta cornigacho, negro azabache, que como una locomotora se lanza hacia la muleta roja del torero, impecable puerta gayola. El toro bravo y bueno en la muleta se deja torear, parece un baile, cada muletazo dibujaba en la arena un cuadro de valentía.

Esta era su tarde, se metió entre pitones para rematar por el toreo de cercanías, esta era su tarde, tenía que arriesgar, esto es una danza, y yo un bailador; tuvo una cornada perianal de entrada de 10 centímetros, el toro le lanzó por los aires hasta dos metros, cuando calló le golpeó con la testa mientras le revolcaba por toda la plaza, la cuadrilla intentaba despistar al toro con sus pálidas muletas rosas, el morlaco de 600 kg, le pisó el pecho hundiendo todas las costillas del torero, y cuando le pisó la cabeza sonó un crujido que, junto con último suspiro del artista, formaron un pasodoble.

Las médicos solo pudieron certificar su muerte, tenía heridas incompatibles con la vida. Esta tarde, en la fiesta nacional, murió la bestia.

lunes, 6 de octubre de 2008

Soneto y Silva Libre

María

EL SILENCIO

Tú, silencio, eres todo si escuchamos
tienes paz, música, ruido, voz, calma.
Un manantial y remanso para el alma,
rincón de sentimientos que callamos.

Habitas en lo mas profundo del ser
leal, prudente melodia de secretos
oculto encubridor de aquellos retos
luces y sombras, cobijo de un querer.

Sigue ahí, en la espera zambullido
por compases y balanceos de la vida,
esperando el abrazo en tu sonido.

Enredarse a tí, quisiera la hiedra,
con tu sereno callar sin medida
en busca de conciencias de piedra.


LAYCA

En su mirada limpia
puedo ver la suciedad del mundo
la mentira, el egoismo,
falsedad, desprecios, almas duras,
de corazón frio mármol.
Ella con alma de perro es mejor.
Espera como el día,
la noche, las caricias verdaderas,
más, que la comida, más
mucho más, que una buena cama
sin exigir ni prisas
pero en su mirada se puede ver
el brillo del amable
trato recibido o negado y mira.
No habla, y lo dice todo.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Tragedia griega

jminúscula

Esta noche me visitó el Oráculo, el mensaje era confuso pero sembró en mi alma un gran desasosiego. Pronto desperté, el día estaba revuelto, mis impulsos me acercaron a la Casa de Lectos, en donde, una vez más estaba vetado de tomar prestado lo que, en Alejandría tardó tanto en acumular y tan poco en arder. Mis dedos se deslizaron torpemente por los lomos de aquellos libros, cual fue mi sorpresar cuando el índice no pudo pasar de un tomo en el que en letras doradas rezaba: SOFOCLES. Como si fuera nueva la historia para mí, ávidamente devoré aquellas hojas, finas, casi polvo, hasta el final. Quise buscar un broche de oro, sacarme los ojos, dejar de ver, levanté la mirada, otee a mi alredor, pero solo vi un sudamericano cincuentón vestido de segurata durmiendo en un sillón de lectura, un gigante fascistoide haciendo que estudiaba y un opositor aspirante a profesor perdido en un mar de apuntes: ME QUEDA MUCHO QUE VER, ni broche ni hostias, que se saquen los ojos ellos, que se destierren o se suiciden, a mí me la pela.


Sinopsis mostoleña: En un local enfrente de mi casa unos obreros obstinados tiraban el muro abajo con una machota, me cagué en dios, temprana hora, me vestí, no me asee claro, tiré millas por las calles del guetto, acabé en la biblioteca, lugar de estudiantes, aspirantes a funcionarios, parados y ratas de lectura, ví a un tipo durmiendo, esto solo pasa en Móstoles pensé, al rato un rapao aprendiendo a leer para ser segurata de la renfe, no les mires a los ojos que te van a pegar, esto es el guetto.


P.D.: Una tragedia griega es que te la claven por el ojal, ojete u ohaio sin consentimiento ni placer.