miércoles, 24 de junio de 2009

Para Alberti (que apenas he leído)

Sergio

¡Paraos! Es aquí. En este punto: . comienza el
moflete del querubín. Dejad la luz
las almohadas
los abedules lastimados
de hongos ¡Deteneos! Cruzad la crecida ríada
de megaherzios
de fibra óptica
de sequoyas crecidas. Aquí surge el movimiento y
no hay espesura ni densidad
ni amalgamas de pétalos y néctar
ni nosotros.

Es el rumbo que aquí reniega de señalar sobre la
arena dirección; el binomio soledad - bestia
marismas - quiasmas
complexión - objeto.
¡Esperad! Recordemos la tortura
el silencio devorador
los coches aparcados
las camas sin hacer
los dientes en las bocas.
Y recitemos, nervio a nervio, rojo a rojo, el verso escrito,
la raíz premiada de ovaciones,
de dioses posibles. El eterno
zumbido,
el clamor de las aves
siempre picos.

Es cierto. los albores llegan y regalan,
como los cantos en los ríos (de lisa honra),
unos besos
unos paisajes sobre hojas de nogal embravecido,
como un rápido que despista,
que devuelve alondras por torrentes de días pares.
Gotas de hada extasiada.
Limo de tierra en los puños.

Por cada silencio utilizado, una sinrazón que ya se
alcanza con la punta de mi nabo;
desde los bordillos unas sienes
un algo que se extiende (alma o alma)
hacia lo estrecho, pretende
la irregularidad de latidos vuestros.
Es por eso. ¡Dad un rostro!
¡un hermano!
¡un cansancio recuperado! Una aquiesciencia
premeditada, los oblongos lechos son velas encendidas
cuando despunta el grito
(entre viseles) los ojos trabados
y la ausencia, tempranamente aquí,
ríe
y la ausencia
cuando los labios caen al suelo
miramos locos.

No pronuncies este afán de vida,
esta ida que chorreo.
No palpes esta masa respondiente de tras las
encías que se me escapa y vuelve.
Es la noche obstinada que
amanece sobre los verdes, sobre los miles, SOBRE LOS ÁNGELES.
Ahora, como si la paz naciera,
la palabra muere.

lunes, 8 de junio de 2009

Qué importa ser poeta...

Sergio

(Será que somos pensados
de faz vuelta o sentidos de hambre,
de fácil memoria o estopa;
será que somos funcia y butaca
y pretendemos formas cuando no silencios.
Somos persiguiendo DENTROS llamados FUERA.)
*
Nos soplamos
pero yo te respiro y mantengo
en mis alveolos un segundo, una millonésima de segundo
te apreso
y tú, obcecada, me soplas de nuevo
pero estás tan en mi sangre, eres piel y aliento
fugado por la boca y te despides bañada de ficciones
y círculos y pies y entonces, desde el ángulo aproximado caigo
embrutecido sobre el triángulo que me revelas
y beso cada vértice embriagado: cada seno en punta,
el coño negro.
*
Está la arena por cada espacio extendida,
cubriendo la risa inesperada lengua a lengua.
Saltar las pestañas una a una,
desde los anillos y ribetes hasta el pulso en la nuca,
hasta la nuca y mejilla desde lo más externo,
para lo más eterno, para la arena grano a grano.
Para los quietos dientes él, calor es nube
calor es disfrutar la arena entre los ojos,
demostrar que regando de noche viva tu labio cerca
(casi junto al mío)
la arena nos nacerá sin alarmarnos,
toda febril y como un alma,
como un fluir sentido de memoria que choca contra mi pálpito grande
y el tuyo. Contra el tuyo también choca.
Que con el índice remoto alcanzará su locura nuestra.
Esta arena que me forma palmo a palmo es esta que te encuentro entre los dedos, cae (ven) hacia lo inmenso de tu abrazo pecho a pecho.

*
Mirar. Estoy mirando unos labios, tu boca.
Preguntar por el silencio, en lugar de él, si tu voz me devuelve
a la vida o permanezco, junto a ella, en la oquedad;
si me acurruco niño apoyado en tu vientre
te estoy copiando los ojos sueño a sueño, y mirar.
Mirar la botella llegando al suelo, desde tu mano abierta,
mirarte los pies cortados, dormir cristales y gritar tu frente.
Responder al ruido unos ojos grandes, unos ojos de tu rostro,
del tuyo tus ojos abiertos, de tu flor estoy oliendo y me llegas
nueva. Y eso lo hace más viejo, más para nosotros, porque yo te llego
ardiendo como una estrella, me presento libre y tú dejas de ser
y yo apenas alcanzo te queriendo. Mirar cómo
nos dejamos ir. Uno hacia el otro. Es preguntar por un silencio
que no resiste nuestro caos es silencio
que no responde qué ruido nos traemos
es amor.