miércoles, 8 de abril de 2009

Poemas (III)

Fernando Muñoz

El baño

sin sentido, en la bañera de mis dolores,
remojo los cabellos de la impotencia,
esa mezcla roja de sinsabores,
rodeada de circulos concéntricos,
mi vista se nubla con la pasta densa,
la almibarada soledad del momento,
las palabras obtusas de mi sentido.
No arrojo ni una sola gota al tiempo,
ni varío las dulces notas de mi alma
sólo yo y los improperios,
esos que destilan las madrugadas
esas que desbordan anhelos y fragor,
tanto como puedo soportar,
sin importar el momento ,
sin ser uno mismo...


Adiós

la pequeña vena aorta que me sustenta,
el impávido paso del tiempo,
los espejos rotos del suelo,
la mañana fría e irreverente,
los mocasines de paño,
la bata de boatiné,
los posos del café,
los platos sin fregar,
las telarañas del hueco,
los ruidos de la calle,
la mantequilla, el silencio,
la hora perpetua del minutero,
la ropa arrugada,
el pelo revuelto,
las ojeras, el mal aliento,
el cerrojo de la puerta,
las escaleras, el portal,
el viento en la cara,
ese que me susurra,
que te fuiste, que no has vuelto...


Mi ultima noche

Creo haber equivocado los conceptos,
las metáforas y las estrofas.
Intuyo que desde pequeño,
mi corazón late más despacio,
y la sangre es más espesa.
Me miro las pupilas,
y solo saco retazos nimios
de un pasado algo abstacto.
Me toco el bajo vientre
y veo con vergüenza
lo que ha aumentado.
Mis piernas se mueven
como las de un autómata,
y a veces se quedan quietas
como raices.
Largo rato paso sin mirar
entre las telillas de mis ojos,
nada es más extraño
que mirarse por dentro.
A mi me da miedo.
Mi piel gajada como lagarto,
de un color pardoverduzco,
se cae a tiras bajo mis brazos,
nunca alcanzó lo que busco,
el suelo es su destino.
Los dientes me castañetean
hasta que los dejo en el vaso,
me miran con una sonrisa
la cual agradezco.
Tengo sueño, es algo pesado,
extenuante, mortecino,
adiós. Si Dios quiere...