jueves, 30 de septiembre de 2010

La lista

Susana Armengol

El listín de direcciones manchado de sangre comparte mesa con una botella de cava, una copa de cristal, tres velas que iluminan el rostro de Daniela y el revólver. Un brindis por cada venganza consumada. Ha sido una semana dura, sin apenas dormir ni comer. La lista era larga. Muchas visitas, muchas balas. Su padre fue el primero, por cercanía nada más, con lo fácil que hubiera sido darle una infancia feliz. Salud. Alejandra la manipuló durante tantos años. Salud. Cuanto egoísmo. Y, al final, la encontró en la cama con su novio de la universidad. Salud. Es como si a la gente le resultara más fácil hacer el mal que el bien. ¿Cúal era el mote que pusieron a su jefa en la fábrica de envasado? Esa puta. Salud. Repasando la lista se ha bebido casi toda la botella, tanto daño la han hecho, tantos lo han pagado. Y el pobre Isidro, no era un mal tipo pero en cuanto le contó hace dos semanas lo del embarazo, desapareció. Salud. Una última bala para el Creador, culpable de abandono existencial. Anticipa el brindis y deposita la copa sobre la mesa. Se introduce el cañón en la boca, cierra los ojos, coge aire y aprieta el gatillo.

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