Susana Armengol
La cópula despierta en mí un voraz apetito, pero quiero contener el éxtasis y el ansia hasta el final. Observo la cabeza de mi alimento. Mantengo sus brazos aferrados a mis caderas mientras cabalgo sobre él cada vez más rápido, con más fuerza. Sus jadeos aumentan y cuando cierra los ojos en una mueca de dolor me abalanzo sobre su cara al mismo tiempo que nuestros cuerpos se convulsionan abandonándose a espasmos de placer. Tras el acto de degustación me enciendo un cigarrillo sobre esta cama, su mortaja. Mi amante se arrastra decapitado y moribundo buscando una salida. ¿me llamarás mañana?, no contesto, para qué, mañana estarás muerto.
4 comentarios:
Por lo erótico, por ese pathos tan chungo de la mantis (hay algo sublime en esa crueldad -que proyectamos en el bicho), por el ritmo (aqui te pillo aqui te mato), por esa gran perspectiva de futuro que le otorga al macho. Pero entonces, ¿no es inmediato?
La mantis mata comiendo, la mujer mata olvidando... la indiferencia mata
contundente.
Me alegro que tire millas el CRÓNICA, nuevas incorporaciones que dan más valor a este blog sin parangón.
Os seguiré de cerca, de mu cerquita.
Hola de nuevo:
Ya estamos echando de menos otros relatos. Vamos chavales.
Publicar un comentario