lunes, 8 de junio de 2009

Qué importa ser poeta...

Sergio

(Será que somos pensados
de faz vuelta o sentidos de hambre,
de fácil memoria o estopa;
será que somos funcia y butaca
y pretendemos formas cuando no silencios.
Somos persiguiendo DENTROS llamados FUERA.)
*
Nos soplamos
pero yo te respiro y mantengo
en mis alveolos un segundo, una millonésima de segundo
te apreso
y tú, obcecada, me soplas de nuevo
pero estás tan en mi sangre, eres piel y aliento
fugado por la boca y te despides bañada de ficciones
y círculos y pies y entonces, desde el ángulo aproximado caigo
embrutecido sobre el triángulo que me revelas
y beso cada vértice embriagado: cada seno en punta,
el coño negro.
*
Está la arena por cada espacio extendida,
cubriendo la risa inesperada lengua a lengua.
Saltar las pestañas una a una,
desde los anillos y ribetes hasta el pulso en la nuca,
hasta la nuca y mejilla desde lo más externo,
para lo más eterno, para la arena grano a grano.
Para los quietos dientes él, calor es nube
calor es disfrutar la arena entre los ojos,
demostrar que regando de noche viva tu labio cerca
(casi junto al mío)
la arena nos nacerá sin alarmarnos,
toda febril y como un alma,
como un fluir sentido de memoria que choca contra mi pálpito grande
y el tuyo. Contra el tuyo también choca.
Que con el índice remoto alcanzará su locura nuestra.
Esta arena que me forma palmo a palmo es esta que te encuentro entre los dedos, cae (ven) hacia lo inmenso de tu abrazo pecho a pecho.

*
Mirar. Estoy mirando unos labios, tu boca.
Preguntar por el silencio, en lugar de él, si tu voz me devuelve
a la vida o permanezco, junto a ella, en la oquedad;
si me acurruco niño apoyado en tu vientre
te estoy copiando los ojos sueño a sueño, y mirar.
Mirar la botella llegando al suelo, desde tu mano abierta,
mirarte los pies cortados, dormir cristales y gritar tu frente.
Responder al ruido unos ojos grandes, unos ojos de tu rostro,
del tuyo tus ojos abiertos, de tu flor estoy oliendo y me llegas
nueva. Y eso lo hace más viejo, más para nosotros, porque yo te llego
ardiendo como una estrella, me presento libre y tú dejas de ser
y yo apenas alcanzo te queriendo. Mirar cómo
nos dejamos ir. Uno hacia el otro. Es preguntar por un silencio
que no resiste nuestro caos es silencio
que no responde qué ruido nos traemos
es amor.

3 comentarios:

fer dijo...

la poya niño esta superguapo, un abrazo

P.Andillero dijo...

Ja Primi como te lo peinas.

Yo creo que esta noche me voy a ir currando una resaca para celebrar lo que sea necesario

susana dijo...

Es verdad, qué importa ser poeta...
"Tantos pensamientos me paralizan
tantas palabras me aturullan
tanto por hacer me bloquea
y me quedo mirando el blanco celulosa
vacío de alma y de tinta por igual,
y quiero llorar dolores antiguos
mas no tengo fuerzas,
y de vomitar tenias de tristeza
mas no tengo fuerzas.
¿Cuándo amainará la lluvia otoñal
tras el cristal de mi casa?"