Sergio
Lenta y sonriente vienes, tarde,
silenciosa entre el alboroto de la calle,
de la gente y de los árboles
crujir de madera vieja y alas abiertas
(dueles sonríes
ante mis huesos astillados por el suelo
alimentas una carne que soy).
Vienes a regalarme
de misterio el cuerpo
a deshilarme las células con gesto obsceno
yo quiero dejarme a ti, tarde,
con un pesimismo controlado
que pretende insanas alegrías.
Toda vez fuiste caída
sobre unos párpados abiertos hacia la tierra
yo quisiera contenerte, tarde,
besarte las hojas de los pulmones
hasta vivir de verde,
hasta retumbar en mi vacío la caída de las hojas.
Partamos si hemos de partir, hoy
te acercas
como una hora insoslayable
que no crece en segundos;
te arrimas como un gata
te lames las uñas distraída,
mirando tras de mi,
esperando encontrar alguna cosa
en aquello que no somos.
2 comentarios:
el astío de la tarde, que buen poema hermano...un abrazo y salud
me gusta, lo he leído otra vez escuchando a Los Planetas y me ha gustado aún más... espero no haber cometido sacrilegio.
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